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Té negro Maracuyá, aromatizado con trozos confitados de fruta de la pasión, papaya, piña y flores de girasol. De aroma suave, ligero, frutal y dulce, pero en su justa medida. Se disfruta tanto calentito, como muy, muy frío. Se pueden preparar unos buenos polos congelados con este té de origen chino, por su suavidad. Para iniciarse en el mundo del té. Reposo: 4-5 minutos.
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Rooibos Naranja Tonka BIO, de cultivo ecológico, aromatizado con cáscaras de naranja, trozos de naranja, flores de girasol, aceite de naranja, aroma natural de haba tonka. Un rooibos de naranja, con un muy intenso sabor al cítrico, ya que como el famoso té Earl Grey, va impregnado de aceite esencial de naranja. A eso le añadimos el toque especiado del haba tonka, una especia poco conocida, muy aromática, a la que se le da un uso similar a la nuez moscada, rallada y de a poquito, es muy valorada en repostería y cocktelería. Irresistible. Reposo: 5 minutos.
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Rooibos Mediterráneo, rooibos verde con trozos de melocotón, papaya confitada y flores de girasol. Suave y ligero el rooibos verde tiene un color y sabor similar al del té verde, pero sin teina, y más suave para estómagos delicados que el té verde. Mucha gente no lo sabe, pero el rooibos que se ve habitualmente y al que se llama té rojo africano, es de color rojizo porque se elabora, se oxida, como la planta del té. Esta es la versión seca de la planta, sin oxidación ni marchitado. A este sabor suave le añadimos la dulce sensación del melocotón y tenemos una estupenda infusión, que tomada en frío se disfruta sobremanera. Apta para vegan@s. Reposo: 5 minutos.
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Té verde Ron y Caramelo, con trocitos de toffe, semillas de cilantro, manzanilla romana, flores de girasol, cártamo y aroma natural de vainilla. Original y dulce. Este té atrapa incluso a los detractores del té verde. Si no disfrutas mucho las notas vegetales ni herbales fuertes propias del té verde, pero quieres consumirlo por su mayor número de antioxidantes o su baja teina, acabas de encontrar tu variedad perfecta para intentarlo. El caramelo suaviza esas notas vegetales dejando un sabor ligero y dulzón, alejado del regusto amargo típico del té sin oxidar. Reposo: 3 minutos.