Postre de elaboración fácil a base de coco rallado y huevo, que es muy cómodo para llevar como presente a cualquier evento. Se consume a temperatura ambiente y mantiene la compostura pasadas las horas desde su preparación.
Ingredientes:
175 gr. coco rallado
175 gr. de huevo (más claras que yemas, entre 3-5 huevos, dependiendo del tamaño)
200 g. de azúcar vainillado
30 g. de copos de puré de patata (si se tiene hecho puré casero, mejor)
30 g. de piñones
Mezcla de especias: Nuez moscada, pimienta negra, semillas de cardamomo (sin la vaina)
Sal
Preparación:
Empezamos preparando la mezcla de especias, con mortero o molinillo, hasta obtener un polvo homogéneo. La cantidad depende del gusto pero os recomiendo que aportéis a la masa no menos de 1 cucharadita y media, y no más de tres.
Mezclamos bien en un boll grande todos los ingredientes menos el huevo.
A parte, separamos las claras de la yemas, pesamos las primeras (es imprescindible un peso para esta receta) y añadimos las yemas necesarias hasta obtener el mismo peso que la cantidad de coco rallado de que dispongamos. Podéis reducir la cantidad de azúcar, pero la proporción sagrada de esta receta es la relación huevo-coco.
Añadimos las claras y las yemas sin batir al resto de los ingredientes y con las manos, mezclamos todo hasta que sea muy pringoso y homogéneo. Hacemos las bolitas con las manos (a pringarse toca) y las ponemos en la bandeja del horno, sobre papel para horno.
Con el horno a 170º, metemos la bandeja y las dejamos hasta que estén doradas por fuera (unos diez minutos, dependiendo de los caprichos de tu horno). El momento de retirada de estos pastelitos es delicado, se pueden quemar en cuestión de segundos, así que mejor vigilar su horneado de cerca.
Para las cantidades de ingredientes dadas, os saldrán entre 25-30 bolitas, dependiendo de su tamaño.